Dormir la siesta, las ventajas de una pausa

Detener la marcha del día para dormir por algunos minutos y así reponer fuerzas para continuar la jornada es una de las estrategias saludables que podemos aplicar en nuestro día a día. En parte cultura y en parte un hábito personal, la siesta es una práctica que cada vez demuestra más sus beneficios.

Una encuesta reveló que en promedio los argentinos duermen siestas de 1 hora y 26 minutos, con variaciones a lo largo y ancho del país. Por ejemplo, los fueguinos tienen una media de 45 minutos, mientras que en La Rioja se acerca a las dos horas.

Diversos estudios muestran que los adultos que toman la siesta mejoran su humor y su desempeño, tienen menos fatiga y están más relajados. Sin embargo, también hay que considerar que este descanso no siempre es una opción para todos debido a razones como las características particulares de los empleos o sencillamente no sentirse cómodo durmiendo en un lugar distinto a su cama.

No obstante, para quienes sí tengan la posibilidad es importante tener en cuenta que los expertos recomiendan que esta pausa sea breve, de unos 10 o 20 minutos, de manera de no alterar el sueño nocturno y de evitar la llamada inercia del sueño, es decir, esa sensación de aturdimiento y desorientación cuando nos despertamos.

Una recomendación interesante es que si tienes pensado acompañar la siesta con una taza de café, es mejor tomarla antes, así dormirás durante el tiempo que tarda en activarse la cafeína, por lo que es probable que haga efecto cuando te despierte de una siesta breve, es decir, ese impulso de energía que la caracteriza.

Un estudio de la Universidad de Berkeley mostró que quienes duermen la siesta tienen un mejor rendimiento laboral o académico por las tardes, gracias a que aumentan su capacidad de aprendizaje. Explican que es como resetear el cerebro y así se incrementa la productividad laboral.

Por otro lado, los expertos advierten que la necesidad repentina de tomar siestas puede ser una señal de algún problema de salud, solo en caso de que sea sin razón aparente como un motivo nuevo de fatiga. Es importante consultar con tu médico para determinar si se trata del efecto de algún medicamento, un trastorno del sueño u otro tipo de afección.

Sabemos que no en todos los casos aplica, pero es clave que contemos con un ambiente de descanso adecuado para dormir la siesta: un lugar tranquilo, preferiblemente oscuro y cero distracciones. Al despertar de la siesta, tomate unos minutos para reanudar la rutina, particularmente si tus actividades requieren de respuestas rápidas o agudas.

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