Juegos de mesa, diversión para todos

En los tiempos donde la diversión parece estar totalmente encerrada en las pantallas, los juegos de mesa siguen vigentes e incluso creciendo en ventas. Este milenario invento ha sido parte de muchas generaciones y todavía es una potente herramienta de interacción familiar y social.

Los datos más antiguos muestran que existían desde hace unos 5.000 años y hoy son un subgrupo importante dentro de las jugueterías e incluso Argentina es uno de los países que destaca por la creación de este tipo de diversión.De hecho, junto con los juguetes didácticos abarcan casi un tercio de la producción nacional.

Una de las características más ricas de los juegos de mesa es que son muy variados y que están diseñados para la participación grupal. Algunos requieren que los competidores usen sus habilidades tácticas o estratégicas, destreza manual, memoria o capacidad deductiva; mientras otros dejan todo en manos del azar.
Aunque algunos pueden contener una actividad física, la mayoría consiste en sentarse alrededor de un tablero con fichas, a veces un dado y/o tarjetas. No requieren mayor gasto que la compra inicial y una de sus grandes ventajas es que son una alternativa sana al entretenimiento basado en pantallas.

Entre los populares en Argentina destacan los clásicos Carrera de Mente, Catán, Pictionary, Monopoly y Jenga. Mientras, la producción nacional destaca con El Erudito, Amigos de M***, T.E.G. o Días de radio, entre muchos otros.

Existen diversos estudios que resaltan los beneficios de los juegos de mesa, especialmente para los niños. Entre ellos se encuentra el mejoramiento de la concentración, enseñan a los niños a respetar las normas, desarrollar capacidades intelectuales (análisis, evaluación de recursos o riesgos), fomentan el trabajo en grupo y la toma de decisiones.

No obstante, también son provechosos para los adultos que a través de esta actividad lúdica ponen a prueba habilidades, conocimientos y además les ofrece un espacio de interacción social.

Los especialistas destacan que los juegos de mesa y los videojuegos no son excluyentes (de hecho hay versiones electrónicas muy populares) y sus beneficios son complementarios. Es decir, se puede generar un tiempo de calidad con amigos o familiares con ambos, solo que cada uno tiene sus características y momentos específicos y la experiencia es diferente.

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