Los hongos están por todas partes: en el suelo, en el aire y el agua, y existen especies que habitan en los humanos, animales y plantas, donde conviven con bacterias y otros microorganismos sin causar daño. Suelen estar presentes en pies, uñas y entre los dedos; y en menor concentración, en el cuero cabelludo y las orejas.
No obstante, cuando se dan ciertas condiciones, son capaces de invadir el organismo y provocar diferentes infecciones a las que se les llama micosis. Esta puede ser en alguna parte superficial del cuerpo, subcutáneas (debajo de la piel) o profundas. Estas últimas afectan generalmente los pulmones, pero también otros órganos como la uretra, el corazón o el hígado.
Los principales tipos de micosis ocurren cuando las personas entran en contacto con el hongo que las causa. La fuente puede ser otra persona o algún animal como los gatos, perros o conejos. Estos microorganismos tienen una forma de supervivencia muy particular, ya que pueden pasar mucho tiempo inertes a la espera de un ambiente donde desarrollarse.
A los hongos les interesa un ambiente húmedo y cálido para reproducirse, por eso los que se manifiestan en la piel suelen estar presentes en el suelo de baños o piscinas.
La micosis superficial causa comezón en la piel, por lo general entre los dedos de los pies (conocida como pie de atleta), zonas del cuero cabelludo, en las manos y las uñas, mientras otro tipo como la ocasionada por el hongo Candida, puede afectar el tracto urinario, la zona cardíaca, el sistema nervioso central, la vesícula biliar o el hígado.
Para evitar la micosis es importante estar alerta a los primeros signos, por ejemplo enrojecimiento de la piel o surgimiento de pequeñas burbujas. Es recomendable usar calzado abierto en verano, no entrar descalzos a piscinas o duchas públicas (como las de algunos gimnasios), tener una toalla exclusiva de uso personal y usar talcos antimicóticos (pueden ser diferentes a los desodorantes).
Si presentás síntomas que te hagan pensar que podés estar padeciendo algún tipo de micosis, es clave asistir a la consulta con profesionales de la dermatología. Las infecciones por hongos, aunque no suelen ser especialmente graves, son molestas por su persistencia y la larga duración de los tratamientos.
Por lo general, la forma de curarlas se basa en antimicóticos tópicos y sistémicos, el médico tratante lo decidirá según el tipo de micosis y la zona afectada, indicando antibióticos sólo en casos muy puntuales para atacar infecciones bacterianas que pueden presentarse en paralelo.