El pan es parte de la comida humana desde hace miles de años. Civilizaciones antiguas como la egipcia lo preparaban y con el paso del tiempo se fueron perfeccionando las técnicas que lo traen a nuestra mesa hoy en día.
En la actualidad existen más de 300 tipos de panes, que varían según los ingredientes y la técnica de elaboración, sin embargo es un alimento esencialmente hecho con harina, levadura, agua y sal, que toma su tamaño gracias a la fermentación de la levadura.
Este producto es uno de los pocos que se puede encontrar en cualquier parte del mundo y cada cultura o país tiene un montón de frases o refranes acerca de él, así como sus propias variedades.
Argentina es uno de los países con mayor ingesta de pan en la región suramericana. Se estima que 77% de los argentinos consume pan diariamente o al menos una vez por semana, contra un promedio de 61% en las naciones vecinas.
La composición fundamental del pan son los carbohidratos (46 gramos por cada 100 gramos), pero también es rico en otros nutrientes como vitaminas B1, B2, B6, E y K, calcio, fósforo, potasio, sodio, magnesio y zinc. Los especialistas aseguran que es un excelente acompañante en regímenes dietéticos, porque produce sensación de saciedad largo tiempo. También disminuye la absorción del colesterol y ayuda a prevenir el estreñimiento. Obviamente, todo esto depende de las cantidades y del tipo de pan que consumimos.
El pan es un alimento muy versátil ya que puede ser un plato principal (en su presentación de sandwich, hamburguesa o pancho), acompañante (en algunas sopas u otras comidas) e incluso ingrediente(pan rallado o los crutones). Por eso lo podemos ver en cada una de las tres comidas y hasta en las meriendas.
Los nutriólogos se inclinan a que su consumo sea acompañado de huevo, pescado o carne, es decir, que no se consuma solo. Además, en el caso de sandwich o hamburguesas, incluir vegetales, germinados, tomate o pepino, para hacerlo más balanceado.
Además, se considera que comer pan es ideal para todas las edades. Por ejemplo, a niños y adolescentes les aporta energía para su actividad física, y para los adultos mayores es un alimento de fácil masticación y digestión.
Los beneficios dependen del tipo de pan que comemos. El pan blanco es el más conocido y que más se consume, pero también podemos encontrar pan integral que aporta más vitaminas del grupo B y minerales. Mientras, aquellas variedades que incluyen granos enteros nos aportan fibra y energía. Es el caso de los panes con o hechos a base de cebada, maíz, quinua o arroz entre otros.