En el mundo de hoy, no es posible quedarse esperando a que eso que queremos, suceda por sí solo. Es preciso entendernos como personas capaces de ser gestoras de nuestra propia vida.
Existe un sistema de organización que nos trae la idea de que es posible ser constructores de nuestro destino. La Planificación Personal, es un método eficaz que permite gestionar el tiempo y las actividades diarias de una manera organizada.
Planificar brinda herramientas para descubrir cuáles nuestros deseos reales y cuáles son los pasos que tendríamos que seguir para lograr el futuro deseado.
En principio implica un proceso de autoconocimiento. Nos invita a concebir las propias fortalezas y debilidades, analizar las oportunidades y las amenazas a la hora de tomar decisiones y nos facilita la comprensión de lo que realmente queremos.
Además, nos permite visualizar los recursos disponibles, plantear objetivos y el desarrollo de estrategias para su cumplimiento.
La planificación es una perfecta metodología para optimizar el tiempo en actividades y proyectos de interés, ahorrando así esfuerzos innecesarios, aumentando la capacidad de resolución de conflictos y fortaleciendo la habilidad para diseñar planes de acción que nos permitan llegar a las metas propuestas.
Es un instrumento a partir del cual podemos hacer una lectura de la situación presente para proyectar el futuro que esperamos. Planificar no es una fórmula mágica pero si una gran herramienta para generar las condiciones que te llevarán a lograr tus sueños.
Entonces, ¿Cómo empezar a planificar?
1. Analizar el momento presente.
Consiste en reflexionar sobre cómo es nuestra situación actual respecto a nuestros deseos. ¿cuáles son nuestras aspiraciones? ¿hemos logrado eso que nos propusimos? ¿estamos haciendo lo necesario para alcanzar nuestros objetivos? ¿estamos eligiendo los caminos adecuados?
2. Definir misión, visión y valores.
La misión personal implica trazar un mapa de conocimiento propio. Esto conlleva responder a las preguntas ¿Quién soy? ¿Cuáles son las características que me definen? ¿Cuáles son mis fortalezas y mis debilidades? ¿Qué me apasiona? ¿Qué me interesa?
Por otro lado, definir la visión bajo los interrogantes ¿Hacia dónde quiero llegar? ¿Qué quiero ser? ¿Qué quiero hacer en el futuro?, es lo que te ayudará a concentrarte en tus objetivo.
Asimismo, reflexionar sobre los valores y/o premisas que guiarán tu comportamiento y forma de pensar es un paso esencial para orientar tus acciones en coherencia con los anhelos planteados.
3. Planificar las actividades, el tiempo y poner el foco en lo importante.
Planificar el día, la semana, el mes o el año es un ejercicio que te enseñará no solo a gestionar el tiempo a la medida sino también a centrar la atención en aquellas tareas y proyectos que te llevarán a tus propósito.
El pasado es fuente de enseñanzas, podemos sistematizarlo y aprender de lo realizado. Pero se trata de hechos inmodificables y nada podemos hacer para cambiarlos. El futuro, en cambio, está en nuestras manos. Imaginarlo, soñarlo, es un acto de creatividad, pero también de libertad.
Washington Uranga